Es curioso e inquietante como el miedo campa a sus anchas
por nuestras calles, como la cooperación, el dar un plato a quien no tenia pan
y el donde comen 2 comen 10, se ha ido perdiendo y es una pena. Es una pena
porque compartir, era una actitud ante la vida no un adjetivo personal e
individual en lo que eran los prefacios de la gran sociedad capital.
Unos de los elementos que hemos perdido como sociedad en
ciudad capital, quizá no sea tan limitante para decir que han desparecido
completamente pero si en gran parte, son los corros de las abuelas en sus
sillas de playa, con sus nietos y nietas en los alrededores jugueteando(
gracias a la cultura gitana y sus buenas costumbres, en el polígonode Granada
por ejemplo, sigue existiendo esta tradición)
En estos corros, no existía el miedo. Todo el mundo estaba a
invitado a chismear sobre cualquier cosa que había ocurrido en el barrio, en la
telenovela, en la copla o en los comercios de la zona. Si alguna señora se le
había escapado una teta en algún programa de la tele o si el hijo de la Tata se
había pegado un porrazo robando una bolsa de chucherías. La vida no era mas o
menos interesante que ahora, pero se respiraba paz y felicidad, la calle era
lugar de encuentro, lugar de debate, lugar de compresión y de afecto y sobre
todo de cuidados.
El miedo a las calles, a los inmigrantes, a la droga, a el
hombre del saco, a la policía pegando piñas a menores, a personas mayores y
personas en silla de ruedas , son unos cuantos de los miles de elementos
peligrosos que han hecho desaparecer a estas tan bellas y necesarias señoras en
la plazas, madres y abuelas luchando por reivindicar el espacio publico para
encontrarse. Nuestras madres de la plaza de Mayo, distinta lucha, mismo lugar.
¿ Pero que parte de responsabilidad tienen las nuevas
tecnologías, incluyendo los medios de descomunicación, en este arrase de
comunión y convivencia?
Donde quedaron esos gritos a la hora de comer o de cenar,
Niñoooooo!!! Sube a comer!!!. Quizá se quedo en una llamada perdida o en un
toque, en la pantalla del teléfono o directamente el grito se convierte en un
toque en la puerta de la habitación del niño que esta jugando al ordenador.
Los niños en las cárceles de sus habitaciones, con pantallas
que les hacen volar a mundos inimaginables, realidades virtuales y cada vez la industria
mas especializada en maquinaria cibernética de ocio residido en el hogar.
Telenovelas en canales de televisión interminables, futbol y consolas. Entretenimiento para toda la
familia para despoblar las calles.
Alguien da mas??
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